Para mí, Julián Gómez, la ciudad ideal sería aquella en la que el hombre abandone todas sus cargas y ataduras físicas y emocionales, que el vivir e interactuar diariamente con su exterior sea un resultado de una sensibilización de vida, más que de una rutina y un itinerario de vida.
Es así entonces como la tierra que es nuestra gran ciudad, nuestro gran hábitat, toma el lugar que merece en la construcción de ciudad, construcción de vida humana; y es a ella a quien se debe observar y detallar para la realización de procesos y proyecciones de hábitat en comunidad, ya que si hablamos de ciudad es porque nos hemos encontrado agrupados en un mismo sector; aunque no me suena descabellada la idea de la existencia de una ciudad efímera, de experimentaciones y modos de vida distintos, de arquitecturas y soluciones espaciales efímeras, como es la vida misma. Una ciudad en total equilibrio con su entorno y su ubicación geográfica, realizada físicamente con elementos de la zona, elementos naturales tratados y evitando el deterioro de la naturaleza; preguntarse qué es realmente necesario para el hombre, qué sobra de ésta dinámica social que nos hemos inventado, además de un estilo de vida impuesto y no hallado propiamente, como debe ser en verdad la construcción de ciudad, la construcción de identidad ,aportando uno a uno a la configuración de un conjunto con un mismo enfoque:, permitir vida y experimentación de la misma.
La densidad es controlada, un buen desarrollo de dinámicas ciudadanas y una sana interacción social, genera salud mental física y emocional en los habitantes.
Zonas para el trabajo, la dispersión, la intimidad, el descanso, el compartir, en un equilibrio casi desapercibido con la naturaleza. Es aquí donde la sociedad del trueque toma validez, y donde el poseer y poseer cada día más , no representa poder, sino cargas para el desarrollo y disfrute de la vida, la vida en comunidad. Desapreciando factores como exclusión social, sociedades heterogéneas que solo contradicen el simple y basto principio de la configuración de los seres humanos como raza habitante del planeta: todos somos iguales, física y mentalmente, sin diferenciación de capacidades, sino con una amplia capacidad de interacción y de construcción de afinidades.
El carro es un elemento que desaparece en mi ciudad ideal, por factores ambientales y porque creo que no soluciona temas de movilidad puntualmente , opto por medios transportes livianos de uso personal, y transporte masivo , que integra no solo espacialidades y ámbitos urbanos sino también la ciudadanía.
Una ciudad del SER y para el SER mismo, no para máquinas que limitan la ciudad física y mentalmente.
Una ciudad que VIVA lo que la naturaleza ofrece, y no una ciudad PROGRAMADA que hipnotiza y distorsiona la realidad y la esencia de las cosas.
Una ciudad QUE INVITE a la interacción de la vida, desde la forma, el uso y la integración espacial.
Una ciudad CONECTADA con la naturaleza.
Una ciudad con ALMA Y ESPÍRITU PROPIO, una ciudad que nunca se termina de construir.
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